Las pláticas acerca de la Informalidad, el outsourcing y el PTU sacuden al panorama del empleo en México

Nota publicada el 23 de abril en Mexico Now, sección Noticias por Iván Iglesias.
Lea la nota en su fuente original

Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que, a finales de 2020, nueve de las 21 actividades que componen la industria manufacturera de México habían recuperado niveles de producción de antes de la pandemia de COVID-19 y, en consecuencia, su fuerza laboral se ha beneficiado.

Entre estas actividades, destaca la fabricación de aparatos eléctricos y equipos de generación de energía eléctrica, con un incremento de su fuerza laboral del 8.6% en diciembre de 2020 respecto al mismo período del año anterior.

Le siguió, en el mismo período, la fabricación de equipo de computación, de comunicaciones y de medición, con un incremento de su fuerza laboral del 3.6%; la fabricación de maquinaria y equipo, 3.5%; la industria química y la industria de bebidas y tabaco, 1.0% respectivamente.

En conjunto, estas nueve actividades, que abarcan casi dos de cada tres puestos de trabajo manufacturero (60.5%), reportaron un incremento anual de su personal empleado del 2.5% el pasado mes de diciembre.

A pesar de lo anterior, la fuerza de trabajo manufacturera se encuentra todavía 1% por debajo del nivel reportado el año anterior (2019). De manera que el problema del desempleo persiste y todo parece indicar que la única forma de aliviar el desempleo laboral es caer en la informalidad, cuando menos como solución a corto plazo.

La amenaza del empleo informal

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el 2021 se estima que el número de trabajadores del sector informal en las economías de Latinoamérica y el Caribe aumentará en 7.5 millones, con lo que la tasa pasaría de 60% al 61.3% en promedio para toda la región. “Podría haber un aumento de la informalidad mayor al que hubo antes de la pandemia, de hasta 7.5 millones más”, dijo Giulia Lotti, especialista de la Oficina de Planificación Estratégica y Efectividad del BID, durante el seminario “COVID-19 e informalidad”.

Principales retos

Para el 2021 se estima que el número de trabajadores del sector informal en las economías de Latinoamérica y el Caribe aumentará en 7.5 millones

Según la administración actual, el desempleo es un enemigo a superar. Por ejemplo, Tatiana Clouthier, Secretaria de Economía, durante su reciente participación en el Foro Económico Mundial, aseguró que el mayor desafío que enfrenta el país es encontrar la fórmula para recuperar los empleos perdidos debido al COVID-19.

La funcionaria destacó que en 2020 se perdieron alrededor de 657,000 empleos en México como consecuencia de la crisis de salud. “La gente dice: o nos ocupamos de la salud o nos ocupamos del empleo. El reto es encontrar un balance entre las dos cosas”, señaló.

En 2021, la recuperación de puestos de trabajo a niveles de antes de la pandemia parece casi inalcanzable. En particular, el mercado laboral mexicano tuvo un comienzo incierto, ya que el empleo formal continuó mostrando inestabilidad en enero y febrero con una tendencia preocupante hacia la reducción de salarios, según la consultora BBVA Research.

“Cerrar la brecha de pérdida de empleos en 2021 requeriría una creación de empleo sin precedentes”, agregó. Dicha creación tendría que revertir la caída de las inversiones, “que han mostrado debilidad desde 2018”. Ante este escenario, la capacidad de México para cerrar consistentemente la brecha laboral parece difícil, “dado el panorama actual de debilidad de la demanda interna y la incertidumbre que genera problemas de inconsistencia, como la debilidad estructural de la inversión”, señaló BBVA Research.

En el sector automotriz…

Uno de los sectores industriales clave en México, en parte debido a su gran capacidad de creación de empleo, es la industria automotriz, que genera alrededor de 1 millón de empleos directos en el país y 5 millones de empleos indirectos.

Sin embargo, desde 2019, y de manera más significativa durante el último año, la industria ha sufrido una notable contracción en términos de puestos de trabajo. Por ejemplo, de acuerdo con datos del INEGI, de marzo a junio de 2020, 64,285 personas perdieron su empleo en el sector automotriz. Sin embargo, para el mes de octubre del mismo año se recuperaron 49,017 puestos, es decir el 76.2% de los puestos que habían desaparecido.

Integrantes de la industria han señalado que esto ha sido posible gracias a la recuperación económica de Estados Unidos (uno de los mercados más importantes para el sector) y la certeza comercial que impera gracias al T-MEC; y, también, a las medidas implementadas para mantener la productividad sin poner en riesgo la salud de los empleados.

Para este año, el sector automotriz mexicano predice un repunte de casi el 12% en la producción, exportación y venta de vehículos en 2021, tras las caídas de 2020. “Los prospectos para los mercados de Estados Unidos y Canadá son bastante favorables para 2021, y eso nos permitirá mantener una tendencia de retorno gradual a las cifras de antes de la pandemia”, dijo Fausto Cuevas, director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en una rueda de prensa. Dadas estas circunstancias, se espera que el empleo crezca de igual manera en dicha industria.

¿El control del outsourcing, afectará al empleo?

Por su parte, el tema de la reforma Laboral, específicamente el capítulo sobre outsourcing, ha generado una gran incertidumbre en el área de oportunidades de trabajo en México.

A pesar de ser un asunto que aún se encuentra sobre la mesa, al final de esta edición se espera que el 1° de mayo será la fecha final para que el gobierno federal anuncie las reglas definitivas.

El gobierno mexicano y el sector privado ya llegaron a acuerdos preliminares en relación con el outsourcing. Únicamente se permitirá en el caso de servicios especializados y, en otros casos, las compañías tendrán 3 meses para integrar al personal subcontratado en la nómina, así como para restringir esta práctica a “servicios especializados distintos del objeto social y la actividad económica preponderante de la compañía”, dice un breve comunicado del gobierno.

De acuerdo con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), más de 4 millones de mexicanos trabajan bajo el sistema de outsourcing y, de éstos, 2.9 millones se encontrarían bajo un esquema de subcontratación ilegal. Mientras que el gobierno considera la prohibición como una herramienta para lograr un mercado laboral más equitativo, los analistas y los empresarios han señalado que la medida puede resultar contraproducente.

El Consejo Coordinador Empresarial, por ejemplo, ha dicho que la propuesta desalienta la creación de empleos, lo que ha causado una fuerte caída del PIB del 8.5% en el 2020 y que amenaza con incrementar las filas de la economía informal, que ya emplea a más de la mitad de los trabajadores.

De la misma manera, en el tema de la Participación de los Trabajadores en las Utilidades de la Empresa (PTU) – un rubro que se contempla en esta reforma laboral – se ha llegado a un acuerdo para eliminar la discrecionalidad, que significa tres meses de salario como el límite del PTU para cada trabajador.

Con este nuevo límite, las autoridades tendrán que modificar el artículo 127 de la Ley Federal del Trabajo, añadiendo la sección VIII: “El monto de la participación de utilidades tendrá un límite máximo de tres meses del salario del trabajador o el promedio de la participación recibida en los últimos tres años; se aplicará el monto que sea más favorable al trabajador.”

Sin embargo, es probable que la medida cause problemas a las empresas pequeñas y medianas. Esto es lo que han dicho especialistas, como Ricardo Martínez Rojas, de la firma De la Vega y Martínez, que ha explicado que difícilmente podrán soportar un aumento de este calibre.

Todos los pronósticos apuntan a un 2021 complejo en términos de la recuperación de la fuerza laboral. La otra clave importante que nos dejan los análisis realizados por entidades tanto públicas como privadas es que, mientras no haya un impulso decisivo para la reactivación de los sectores económicos clave para el crecimiento del país, así como la atracción de nuevas inversiones, nuestra fuerza laboral continuará abatida y tendrá que involucrarse en el trabajo informal para superar los problemas.